martes, 24 de mayo de 2011

Confesiones de una almohada



Él descansa, reposa sobre mi su cabeza,
el Pirata duerme, el Pirata navega.


Hay veces que pienso que naufraga,
porque amanezco húmeda,
yo creo que son sus lágrimas,
lágrimas que a mi me derrumban.


Yo soy la confidente de sus sueños,
soy la que está con él cada noche,
sé que el Pirata no es mi dueño,
sé que él no me hace reproches.


El Pirata está durmiendo
no hagan ruido, no le despierten
que ahora tiene un sueño bonito
y yo os lo cuento, pero que él no se entere.


Sueña con abrazar a un ser amado,
abrazarlo fuertemente.
Lo sé por me está agarrando
lo sé por los suspiros que me enmudecen.


El Pirata ahora derrama sus lágrimas
y todavía sigue dormido...
será porque tiene miedo,
será porque tiene frío.


Mírenle, ahí dormidito, agotado
soñando, soñando dormido,
soñando con un amor amado,
soñando con alguien querido.


Yo soy su fiel compañera,
compañera de su navío
la que siempre lo espera
cuando cae sucumbido.


No despierten al Pirata,
déjenle descansar, soñar
que necesita una buena velada,
necesita soñar con la mar.


Pirata de los amores,
navegas sin ningún rumbo
por el mar de los dolores
contra las olas de los infortunios.


Y es que él necesita soñar
al fin y al cabo el manda en sus sueños,
sueños que nadie podrá arrebatar,
crear un mundo donde él sea el dueño.


Amigos esto que os cuento
de forma desinteresada
que que entre nosotros
como "Confesiones de una Almohada".